Existen multitud de tipos de harina según sea el fruto o semilla a partir del cual la harina
se confeccione. Además, existen
tipos de harina
cuya diferencia no es de que esta realizada sino su modo de elaboración o características finales,
como por ejemplo grado de molienda.
A continuación encontraras un breve resumen de diferentes tipos de harina cuyos
datos pueden ser ampliados leyendo el artículo temático que existe en esta página web sobre dicho
tipo de harina.
Harina de trigo
La
harina de trigo
es el tipo de harina más utilizada en la elaboración de panes. Su principal componente es el
almidón. Debido a su alto contenido en gluten, la harina de trigo suele ser indigesta en las
personas celiacas, ya que dificulta las digestiones e incluso puede provocar alergias. No obstante,
es la más utilizada en todo el mundo, y con ella se pueden preparar panes esponjosos, bizcochos,
pasteles y galletas y bizcochos de todo tipo.
Harina de garbanzos
Se presupone que la
harina de garbanzos
proviene de Turquía o del norte de Siria, desde hace ya más de 10.000 años. En Oriente, en especial
en la India y Pakistán, la harina de garbanzos se utiliza de forma asidua para la preparación de
panes, tortas y para el rebozado de empanadillas, pues aportan una gran consistencia. En España,
comenzó a utilizarse después de la postguerra, pues era un sustituto ideal del huevo, para preparar
su tortilla de patatas. La harina de garbanzos resulta ser un complemento ideal en la dieta de
cualquier persona, aportando una gran variedad alimenticia, necesaria para el equilibrio
energético. Es rica en proteínas, minerales, vitaminas, hidratos de carbono y fibra.
La harina de garbanzos es ideal para la dieta de los celiacos, pues no contiene
gluten, es de fácil asimilación por el aparato digestivo y aporta un gran aporte nutricional.
La harina de garbanzos es muy recomendable para la preparación de panes por su
textura cremosa, pudiendo añadirle semillas y otros cereales que enriquezcan su sabor.
Harina de espelta
La
harina de espelta
se utiliza desde hace siglos, y el país de origen es Irán. El cereal de espelta necesita que se
descascarille para ser molido. Contiene ocho aminoácidos esenciales, cabe destacar la lisina, que
suele escasear en otros cereales; además de aportar muchas vitaminas, en especial del grupo B,
minerales y betacaroteno. Sus abundantes carbohidratos le aportan un valor nutritivo importante, en
especial por su valor biológico.
La harina de espelta es más digestiva y contiene menos gluten que la
harina de trigo,
aunque también lo incluye, no siendo apropiada para la alimentación celíaca Es ideal utilizar la
harina de espelta junto con masa madre y
harina de fuerza
para elaborar panes. También se pueden preparar galletas y bizcochos de espelta, de una textura
consistente y muy sabrosa.
Harina de centeno
La
harina de centeno
es ideal para elaborar panes, ya que contiene un elevado porcentaje de carbohidratos, grasas
poliinsaturadas y lecitina, que resultan muy aconsejadas para la salud. También contiene minerales
como el zinc y otros en menor porcentaje, vitaminas del grupo B y su gran cantidad de fibra
saludable. La harina de centeno contiene gluten en menor cantidad que la harina de trigo, por lo
que resulta especialmente indigesto para las personas celíacas. La harina de centeno aporta
propiedades especiales al
pan de centeno.
Dependiendo del tiempo de fermentación, su masa tiene la característica de poder elevarse más que
la del pan de trigo, aportándole una textura consistente, compacta y esponjosa a la vez. Su sabor
es un tanto amargo y su color es oscuro. Puede llevar semillas de avena, pasas u otros frutos secos
que le aportaran otra variación en el sabor.
Tanto la harina de centeno como la harina de trigo, suelen utilizarse juntas
para la elaboración del pan, dependiendo del porcentaje que lleve de cada una de ellas, variara su
textura, color y sabor.
Harina de arroz
La
harina de arroz
se obtiene una vez molido el arroz blanco o integral. Tiene un escaso contenido de proteínas.
Incluye un 90% de almidón, por lo que resulta beneficioso para los diabéticos. No es muy adecuado
por si solo para hacer pan; aun así, puede mezclarse perfectamente con otro tipo de harinas (mijo,
trigo, etc.) para prepararlo. Su miga es esponjosa, elástica y de corteza crujiente. Resulta
indispensable para las personas celiacas, ya que al carecer de gluten, es sumamente digestivo. La
harina de arroz es muy adecuada para preparar galletas, tortillas, tamales; también se utiliza para
espesar masas, salsas y caldos. Se caracteriza por un sabor ligeramente dulce y suave en el
paladar.
Harina integral
La
harina integral,
es una harina molida no refinada, ya que contiene la piel y la vaina del cereal. La harina integral
es más digestiva, pues contiene mayor porcentaje de fibra que la harina convencional. También
contiene más vitamina B y minerales, proporcionando mayor calidad a los alimentos que se derivan de
ella. En el mercado hay distintos tipos harina integral: de centeno, salvado, avena, espelta,
trigo, arroz, etc.
Harina sin gluten
Las harinas sin gluten son las más idóneas para las personas celíacas, alérgicas
o con problemas digestivos. Disminuye considerablemente la inflamación del tracto intestinal, los
espasmos y las flatulencias. Cada vez hay más alimentos sin gluten en el mercado, debido a la gran
demanda que tienen. El gluten es la proteína que se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno.
Cuando se extrae del cereal se pierde gran cantidad de proteínas. Es aconsejable combinar los
alimentos a los que se les ha extraído el gluten junto a otros para incrementar su aporte
nutricional. Las harinas que no contienen gluten pueden mezclarse cuando se utilizan para preparar
pan con semillas como el sésamo, amapola, la linaza, y las pipas de girasol, para aportar riqueza
nutricional y un sabor más agradable. Se pueden mezclar las harinas sin gluten con frutas,
verduras, huevos, miel y hortalizas, todos ellos alimentos sin gluten, con los que combinan
perfectamente.
Harina de soja
La
harina de soja
procede de los países Orientales. Se obtiene del grano de la soja y es muy apreciado por sus
beneficios para la salud, en todas sus versiones (tofu, harina de soja, miso, leche de soja...).
Contiene mucha proteína de alta calidad, calcio, fósforo, zinc, hierro y vitaminas B y K; es idónea
para el equilibrio nutricional en el organismo. En la dieta de las personas vegetarianas, la soja
suplementa a la proteína animal, aportando muchos de los nutrientes que el organismo necesita para
no tener ningún déficit alimentario. Al tofu, derivado de la soja, se le considera el queso vegano
por su alto porcentaje en calcio y proteínas, mucho más digestivo y de fácil asimilación por el
organismo, siempre y cuando, esté ligeramente cocinado.
Las personas celiacas pueden consumir sin ningún riesgo la harina de soja, pues
no contiene gluten, y es de fácil asimilación. Es ideal para preparar pan, galletas, pasteles,
rebozados, pizzas, etc.
El pan y la harina
Dentro de los alimentos más completos y necesarios para la completa alimentación
de los seres humanos, destaca el pan. Considerado un complemento dietético de sencilla relevancia,
además de su delicioso sabor, ayuda al organismo a equilibrar de forma adecuada su aporte nutritivo
de hidratos de carbono, aminoácidos, ácido oleico y linoleico, minerales y vitaminas. Cabe destacar
la importancia de su elaboración artesanal, a pesar de que en los últimos años, se ha masifica la
elaboración mecánica de este alimento tan necesario para la buena y correcta salud.
Durante mucho tiempo, fue considerado uno de los «culpables» del aumento de
peso, por lo que fue eliminado por muchos dietistas a la hora de elaborar dietas de adelgazamiento.
Uno de los problemas principales de la hinchazón estomacal y la mala digestión, sería el aporte de
gluten que contiene. Por suerte, se ha demostrado que los panes elaborados con fibra, ayudan a
adelgazar, siempre y cuando se consuman de forma moderada.
Con los años, y tras estudios que lo demuestran, la fibra ha sustituido al
clásico pan blanco, de condiciones más deficientes debido a su escaso valor nutritivo y su difícil
digestión. El pan de fibra, por el contrario, aporta gran parte de los minerales y vitaminas que se
le atribuyen a los cereales que contiene, facilitando un tránsito intestinal más sano, por lo que
las digestiones son mucho más adecuadas.
Por lo general, el cereal que se utiliza más a menudo para la elaboración del
pan suele ser la harina de trigo, con el que se prepara el pan blanco; lo cual no quiere decir que
sea la más idónea para ello, pues se hincha en el aparato digestivo y éste no llega a metabolizarlo
bien del todo, impidiendo una correcta digestión. Normalmente, suele venderse en la mayoría de los
supermercados convencionales, llegando a masificar su elaboración, ya que su precio suele ser
bastante más bajo que otros cuyas harinas son más nutritivas.
Para la elaboración de la masa, sencillamente se necesita: agua, sal y harina de
cereales; en la mayoría de los casos se le suele añadir levadura para que al fermentar en el
horneado, ésta sea más esponjosa. Además de estos ingredientes, a la masa se le puede añadir aceite
de oliva, mantequilla, especies, frutos secos, miel, queso e incluso los más artesanales, incluyen
verduras y especies para su preparación.